Alejandro Cardozo, un cartonero enfrentado con el sistema


Mientras anoche fluía el tránsito en la avenida Corrientes, Alejandro Cardozo, de 63 años, uno de los tantos cartoneros que recorren la ciudad de Buenos Aires, dejó su carro al lado del cordón y se sentó a descansar en la puerta de una pizzería.
Diariamente, temprano por la tarde, Cardozo recorre junto a otros tres cartoneros casi un tercio de la ciudad de Buenos Aires - la zona céntrica -. Junta papeles de diario, cartón, hierro y aluminio para venderlos luego en el barrio de La Boca.
“(Los periodistas) Santo Biasatti y María Laura Santillán son los únicos que se preocupan por mí. Vienen a visitarme dos días a la semana - Santo los lunes y María Laura los jueves - y me traen algo para comer”, dijo Cardozo, quien agregó que él nunca le pide nada a nadie, sólo un cigarrillo cuando tiene ganas de fumar.
Actualmente se encuentra bajo libertad condicional por los delitos de robo a mano armada y hurto. Según él, su familia no le brindó amor durante la infancia, lo cual provocó que a los nueve años comenzara a delinquir: “Me fui a la calle porque mis viejos no me querían. Empecé a pedir monedas, después afané carteras y terminé robando con un revólver”, aseguró.
El cartonero se considera un resentido social, ya que la sociedad no le brinda las oportunidades que él merece. Dijo que la gente condena a un ladrón de gallinas y no se preocupa por alguien que realmente le hace mal al sistema, “como podría ser el caso de un violador”, aclaró.“Yo hace 54 años que vivo en la calle y no me influye en nada lo que la gente piense de mí. Si me tengo que pelear con alguien me la banco”, aseguró Cardozo luego de golpearse el pecho para demostrar fortaleza.

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